miércoles, 24 de febrero de 2010

DEMOCRACIA UNIVERSITARIA 2

POR LA DEMOCRATIZACIÓN  DE LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
  
El modelo político vigente en la Universidad de Guadalajara está incontrovertiblemente agotado, pues contribuye al deterioro institucional.

Son múltiples y diversas las debilidades y fortalezas de la institución, como plurales los temas a abordar, discutir y diagnosticar, pero es innegable su profunda crisis generalizada.

Es necesaria la inclusión de la sociedad jalisciense a la par de los universitarios, para obligar a quienes detentan el control de la universidad, a propiciar la libre discusión de las ideas y propuestas, y a que del debate civilizado y fundado surja el diseño de Universidad que la sociedad y los tiempos demandan.

En este sentido, es insuficiente la perspectiva del Rector en el sentido de iniciar un proceso de discusión ceñido a “ejes estratégicos” de análisis, cuyo fin sería impulsar la “reingeniería administrativa”, en la que los rectores de centro, se convertirían en moderadores del debate interuniversitario, con las limitantes que ello implica. 

Tampoco es suficiente la propuesta de la mayoría de los miembros del Consejo de Rectores, fundada en la continuidad del Plan de Desarrollo Institucional por la vía de la regionalización y descentralización de la Universidad, buscando en lo posible, “adelgazar la burocracia” de la administración central universitaria –propósito tardío, que evidencia el deseo de reducir el ámbito de influencia del adversario. 

Ambas propuestas se afanan por relanzar el modelo antidemocrático –corporativo, clientelar, patrimonialista, corrupto y depredador– que ha frenado el desarrollo pleno de la institución.
Bajo esta perspectiva, las diversas concepciones respecto a la construcción de la democracia universitaria, cobran vigencia en la medida en que los esquemas corporativos de manipulación y control luchan por prevalecer como acervo de hegemonía facciosa. 

Han pasado casi seis décadas en que los vínculos entre Universidad y el anhelo democrático habían sido desterrados para dar paso a ceremonias y rituales que dejaron al descubierto el autoritarismo y la perversión en la toma de decisiones.

La democracia que proponemos, tiene que ver con el fortalecimiento de la igualdad social y la búsqueda de la justicia. La democracia entonces, la abordamos desde tres acepciones básicas:

1.- La democracia como posibilidad social no discriminatoria de acceso a la educación superior y de permanencia en ella. El actual modelo es excluyente, fomenta el rechazo masivo de jóvenes y estimula la deserción estudiantil. Dicho modelo avanza en la privatización de la educación superior, provocando que los jóvenes de bajos recursos económicos sean los más afectados.

El sistema educativo nacional, se encarga de segregara los hijos de los trabajadores en los ámbitos primario y secundario. La UdeG cierra el círculo en el bachillerato, la licenciatura y el posgrado.

De ahí que sea pertinente modificar los criterios de selección, promoción y permanencia de los estudiantes de la Universidad Pública de Jalisco.
 2.- La democracia como una aspiración de poner al servicio de las mayorías, los productos de la actividad universitaria. Es de conocimiento público que la burocracia universitaria, pone todo su empeño en fomentar y promover eventos “culturales” lucrativos.
La democracia de la que hablamos, tiene que ver con la reformulación del bachillerato, licenciaturas y posgrados; con la prestación del servicio social; con patentes técnicas y científicas; con la promoción de la cultura, como tal, no como negocio, y con la “función crítica” que sustancia a toda universidad que se precie de serlo.

 3.- La democracia igualitaria entre los miembros de la Universidad y como procedimiento de participación colectiva en la elección de los órganos de gobierno. Para poder hablar de transformación universitaria, es menester acotar el carácter verticalista–impositivo de la autoridad, así como equilibrar la representatividad de los órganos de gobierno. 

En ese tenor, es pertinente reconocer que los sindicatos blancos universitarios y la FEU, han jugado un papel indigno y represivo que han dañado la posibilidad de democratizar la vida interna universitaria. Del mismo modo, como se puede constatar en estos días, los miembros del Consejo General Universitario –incluidos los Rectores de Centro–, están urgidos por celebrar la reunión ordinaria del CGU, sin antes haber hecho una consulta a los representados respecto a su opinión o puntos de vista en relación a lo que sucede en la Universidad, actitud que habla de la falta de cultura democrática y la intención de revancha política de los consejeros.

La democracia que requiere la Universidad, debe auspiciar la libre discusión de proyectos y propuestas encaminadas a la edificación de una Universidad nueva, en sus estructuras y funcionalidad. Los universitarios tendremos que definir las nuevas formas de participación colectiva para regular las funciones y composición de los órganos de gobierno, atentos a reflejar las proposiciones de las mayorías y respetar el derecho de la minoría. También, tendremos que definir la forma de participación en la elección de las autoridades y cuerpos colegiados, fortaleciendo siempre, la autonomía frente al poder público. En ese ejercicio, será necesaria la modificación del régimen legal actual e ir modelando el requerido. Es necesario abrir un espacio democrático de reflexión crítica a la propia comunidad universitaria, ausente hasta el momento de la vida política institucional, y a la sociedad jalisciense, para debatir y proponer alternativas refundacionales a través de un Congreso General para una Reforma Universitaria.

En esa perspectiva, convocamos  a la comunidad universitaria y a la sociedad en general, al foro de análisis “Crisis y Democratización de la Universidad de Guadalajara” a celebrarse el día 4  de septiembre de 2008 en el auditorio “Salvador Allende” del CUCSH,  a las 5 P.M.



A T E N T A M E N T E
 28 de agosto de 2008

FRENTE CIUDADANO Y UNIVERSITARIO
POR LA DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA

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