miércoles, 10 de marzo de 2010

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Educación gratuita y accesorios | Esteban Garaiz

El gran mecanismo integrador de la nación mexicana que encontraron los constituyentes en 1917 para incorporar a la vida nacional a los hijos de los siervos analfabetos en aquella república sin ciudadanos que era México en 1910, fue la educación pública universal, gratuita y laica. Ese poder integrador de la educación gratuita universal está siendo hoy obstruido por los accesorios.

Todos los padres de familia saben, por vivencia propia, que en realidad la educación pública de sus hijos ya no es cabalmente gratuita. Que mientras el poder público revolucionario se empeñó en otro tiempo en complementar esa gratuidad, como motor de integración nacional, con desayunos escolares, con libros y cuadernos de texto gratuitos, la corrupción sindical ha procedido en sentido contrario con accesorios de mercado: uniformes, útiles escolares de abultada lista, cuotas de mantenimiento de los planteles, tenis blancos para la educación física y otra serie de gastos según la fértil imaginación del control local del magisterio; y también según la complicidad de la autoridad educativa local para hacerse de la vista gorda.

Media nación: precisamente la más orillada por la pobreza y por la falta de oportunidades reales, para la cual se concibió precisamente la educación gratuita como el primero y elemental medio de integración, es hoy la que más sufre para cubrir los gastos accesorios que permitan a sus hijos acceder a la instrucción pública.

Son gastos fuertes para su exigua economía familiar, que obligan a sustraer de otras necesidades elementales. No pocas veces orillan a los padres de familia a recurrir al empeño. En ocasiones –y esto es lo más doloroso e indignante– impiden a los padres seguir enviando a sus hijos a la escuela. Lo saben y lo registran las autoridades escolares.

Hoy tenemos más de 45 millones de mexicanos marginados y pobres. El proceso de incorporación a la vida nacional se ha estancado desde hace un cuarto de siglo. Más aún: se ha revertido y estamos yendo para atrás. El número crece en vez de seguir disminuyendo.

El colmo: se habla de populismo cuando alguna autoridad contribuye con los útiles escolares y los uniformes (no reglamentarios) para que ningún niño se quede sin la escolaridad que la permita escapar de la marginación. No basta que la Suprema Corte, o la propia autoridad educativa, pronuncie que los uniformes o las cuotas no limitan el derecho constitucional de los menores a recibir educación gratuita. Es necesario tomar las medidas pertinentes para impedir que un director o maestro condicione ese derecho (como muchas veces ocurre) a tener el uniforme, la lista artificial de útiles escolares o la cuota de mantenimiento.

Más aún: con un mínimo de sensibilidad social, la autoridad educativa podrá percibir que son los padres de familia lo que optan por no hacer pasar a sus hijos por la humillación de acudir a la escuela sin uniforme o sin zapatos tenis para la educación física. Es verdaderamente una catástrofe que una niña o un alumno tenga que abandonar su instrucción (y su incorporación digna a la vida nacional) por falta de los accesorios del mercado.

En 1910 había en el país (con 15 millones de habitantes) diez mil escuelas primarias. La población alfabetizada no pasaba del 12 por ciento. Los otros no tenían ni zapatos, ni médico, ni libertad para abandonar las haciendas: la deuda transmitida de padres a hijos les impedía decidir de su propia vida. Cuando alguno de ellos subía a uno de los afamados trenes porfirianos era para ser deportado a Valle Nacional. República sin ciudadanos. Ha sido el artículo 3º, la educación gratuita universal, la institución revolucionaria que ha conglomerado a la nación.

Conmemoramos el bicentenario de que la independencia trigarante nos desvinculó de España, pero dejó el caballo de Troya del orden agrario colonial intacto. Fue la revolución 100 años después la que liberó a los peones y educó a sus hijos. Después de mucha sangre derramada y más de un millón de muertos. Analfabetos obtuvieron el voto universal y directo y votaron por la educación de sus hijos. Hoy tenemos 200 mil escuelas sólo primarias: veinte veces más mientras la nación se septuplicó. Para no hablar de los otros niveles.

No podemos permitir que los accesorios promovidos por un sindicato mafioso, corrupto y mercachifle (y los maestros cómplices, que no son todos ni mucho menos) impidan completar el proceso.
egaraiz@gmail.com

miércoles, 24 de febrero de 2010

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Ponencia para el foro: “Análisis y Alternativas de la Universidad de Guadalajara”.

Sergio Ramón Alba Sandoval.

Un gran porcentaje de jóvenes de México padecen un panorama incierto y desolador en los tiempos actuales. Las políticas económicas neoliberales y antinacionales que se han impuesto en el país desde hace ya casi treinta años, han desmantelado las actividades económicas, los sectores productivos y los derechos sociales en todos los rubros. Por ello, todos los sectores no pertenecientes a las oligarquías han sido golpeados en su patrimonio, su estabilidad, sus anhelos y su futuro. Los jóvenes de Jalisco no son ajenos a esta situación.

No es mi interés abundar en números, estadísticas y cuestiones que poco o nada dicen a las grandes masas de jóvenes que semestre tras semestre ven truncadas sus aspiraciones de cursar la educación media superior o la licenciatura de su elección y vocación; para este sector de nuestra población resulta decepcionante que aún contando con promedios regulares o muy buenos se vean obligados a esperar un período de tiempo incierto para continuar su preparación; la mayoría de las veces tratando de aprovechar su tiempo con un empleo sin duda mal pagado, o en el menos peor de los casos, resignándose a concluir sus estudios en una institución privada, incorporada o no, con el esfuerzo económico personal o de sus padres que esto implica.

Y aquí es inevitable voltear a donde se ejercen recursos en asuntos y actividades que sin duda alguna no son prioritarias para una universidad pública, y menos de la importancia que tiene una como la de Guadalajara, ni más ni menos que la segunda del país.

Una feria internacional del libro, así sea reconocida en el exterior, no puede seguir siendo financiada con recursos públicos, muchos de los cuales son destinados a los viáticos, hospedaje y comodidades de intelectuales ,artistas, periodistas y hasta personajes de la farándula que, por más prestigio personal o profesional que tengan, podrían con facilidad costear esos gastos.

Lo mismo se puede afirmar del festival internacional de cine, la adquisición y remodelación del teatro Diana, la construcción del fastuoso auditorio metropolitano, rebautizado como Telmex o el hoy fallido festival “zapo-pum”, todos proyectos financiados injustificadamente con recursos que sin discusión deberían ser destinados a ampliar la matrícula escolar, hasta terminar en el corto, o en el peor de los casos en el mediano plazo, con el fenómeno de los rechazados.

En suma, Guadalajara no es por todo esto y a estas alturas, una ciudad de lectores, amante del cine ni espectadora de teatro de calidad, razón de más para terminar con este despilfarro.

Por otro lado no podemos dejar de mencionar a lo que en toda institución educativa es lo más importante, los alumnos.

Es a través de los recursos del erario que es posible la impartición de educación pública; sin embargo, podemos decir que un importante porcentaje de los estudiantes de nuestra universidad no tienen o sienten un compromiso social. Es pavoroso ver que muy contados jóvenes se pronuncian por lo que ocurre a su alrededor en materia social, política , económica o ambiental, ya sea por la desesperanza a la que están siendo condenados y que explica el fenómeno atroz y creciente de los suicidios juveniles.

Claro que la crisis social y económica, los paupérrimos contenidos de los medios masivos de comunicación, sobre todo de la televisión y la falta de oportunidades educativas, culturales y deportivas explican en parte esta terrible realidad, pero la universidad no puede renunciar jamás a inocular en los jóvenes la convicción de contribuir a los cambios urgentes que la sociedad exige.

En organizaciones sociales no gubernamentales, de reivindicación de las libertades democráticas, de los derechos humanos, de las minorías o del medio ambiente por ejemplo, es escasa la presencia juvenil, mientras que los partidos políticos hegemónicos, como el PRI, el PAN y enfáticamente el PRD en Jalisco, copado por el mal llamado grupo universidad, que debería denominarse grupo padillista, están pletóricos de jóvenes, ya sea porque son atraídos de manera clientelar, con recursos económicos o sueldos temporales, o bien, decididos a escalar a toda costa en la pirámide social que genera desigualdad, y en la política tradicional reproduciendo prácticas, triquiñuelas y comportamientos que no contribuyen a la democracia ni a la dignidad e independencia que todo dirigente, servidor público o representante popular debe de tener.

La participación política de los estudiantes debe abrirse a nuevas expresiones que no estén supeditadas al reconocimiento de la Federación de Estudiantes Universitarios, en la que, aunque hay nimios e intrascendentes avances en equidad de elecciones, es imposible hacer propuestas o campañas novedosas, con un compromiso de velar realmente por lo que importa, la defensa de los intereses estudiantiles y de una participación auténticamente democrática, no únicamente salir a la calle en coyunturas políticas que no necesariamente involucran a los estudiantes o jurar lealtad política a las diferentes facciones que componen un grupo político hegemónico y anquilosado.

He señalado lo evidente, pero estoy convencido que los cambios en nuestra universidad pública, sólo pueden ser impulsados por la sociedad en su conjunto y desde la determinación de la comunidad docente y estudiantil; éstos últimos, principalmente, tienen la palabra. Gracias.

Sergio Ramón Alba Sandoval.
Izquierda Democrática Juvenil (IDEJ).
Asamblea de Redes y Movimientos Sociales de Jalisco (AREMOS).
Miembro del Frente Ciudadano y Universitario en Defensa de la Educación Pública.

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Truena Alfaro contra Padilla

Adelanta que en pocos días saldrán de la nómina las personas que pertenecen al grupo político de Raúl
 Vania de Dios

Guadalajara,  México (22 febrero 2010).- El Alcalde de Tlajomulco, Enrique Alfaro, denunció esta mañana que Raúl Padilla, líder moral de la UdeG, ha intentado "secuestrar" la Administración pública de este Municipio tratando de controlarlo y manipularlo.

El perredista señaló que Padilla le llegó a exigir el 60 por ciento de los espacios de la nómina municipal y al negárselo trató de boicotear, a través de los regidores del PAN y del PRI de Tlajomulco, los nombramientos del secretario general, el tesorero y el contralor.

"Su modus operandi ha consistido en intentar cercar y secuestrar a varias organizaciones e instituciones públicas locales, incrustando a sus incondicionales en posiciones estratégicas de control público y financiero", dijo en rueda de prensa.

"Estoy consciente que librarse de uno de los poderes fácticos más influyentes de Jalisco en las últimas décadas implica riesgo".

Alfaro advirtió que no tolerará ni un día más el yugo de Padilla López. Adelantó que en estos días saldrán de la nómina las personas que pertenecen a ese grupo político, que son aproximadamente 10 trabajadores.

Aseguró que antes de hacer público el rompimiento se entrevistó con líderes del PRD a nivel nacional.

Algunos de los lugares que le pedían eran la Tesorería, Desarrollo Urbano, Dirección de Promoción Económica y el Instituto de Cultura y Deporte, entre otras dependencias.


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Trinidad Padilla López señaló la falta de espacios para más estudiantes como consecuencia de un presupuesto insuficiente

Da rector de UdeG bienvenida
Por José Alonso Torres
Mural

Guadalajara, México (22 agosto 2005).- El rector de la Universidad de Guadalajara, José Trinidad Padilla López dio la bienvenida a los estudiantes de esta institución.

Padilla López inició su discurso defendiendo la legalidad y transparencia del proceso de selección de los nuevos estudiantes.

"Su presencia en nuestros espacios educativos es resultado de una selección justa y transparente, de la cual han ustedes resultado beneficiados. Otros miles de aspirantes no han alcanzado este privilegio en este ciclo", dijo el rector.

La constitución de la Red Universitaria fue también uno de los temas tocados por el rector, quien dijo que los jóvenes jaliscienses pueden estudiar una carrera profesional sin el desarraigo que hace más de 10 años era obligado.

Destacó también los avances académicos registrados por la UdeG en los últimos años, como la acreditación de 32 programas de estudio, lo cual coloca a la institución en el tercer puesto a nivel nacional.

Padilla López dijo que la UdeG es la primera institución estatal en el grupo de universidades que cumplen con el perfil de docentes para entregar una educación de calidad, lo cual fue reconocido por la misma Secretaría de Educación Pública.

Con estos progresos, dijo Padilla López, se anima a los estudiantes a profesar un genuino interés por la formación para que la misma institución universitaria crezca, se fortalezca y se consolide.

El rector finalizó su mensaje culpando de la falta de espacios para más estudiantes a un presupuesto insuficiente.

"Desafortunadamente, nuestra cobertura se ve limitada, principalmente por un presupuesto insuficiente que no nos permite recibir en nuestras aulas a todos los que desean entrar. Sin embargo, hacemos un gran esfuerzo comparado con otras instituciones públicas del país por admitir un porcentaje considerable de aspirantes", agregó.


Acepta UdeG sólo al 35%

Por Wendy Selene Pérez
Grupo Reforma

Guadalajara, México (30 julio 2005).- La carrera profesional de miles de jóvenes de Jalisco quedó bloqueada ayer y no llegarán a sentarse en una butaca en la Universidad de Guadalajara al aceptarse sólo al 35.29 por ciento de los aspirantes.

En total, 31 mil 72 personas compitieron por el nivel superior, que incluye carreras técnicas y licenciatura, en el ciclo escolar 2005B que comienza el 15 de agosto y sólo quedaron 10 mil 964.

La casa de estudios rechazó a 20 mil 108, es decir, un 64.71 por ciento.

Sólo a nivel licenciatura el porcentaje de admisión es de 33.68: a las facultades de la zona metropolitana entrará 28.20 por ciento, en tanto que en los centros regionales la cifra incrementa a un 53.20 por ciento.

Desde el amanecer de ayer viernes, la escena volvió a repetirse en el edificio administrativo de la UdeG: lágrimas y risas, abrazos de condolencia y de felicitación, papás y mamás dándole apoyo a sus hijos ante la incertidumbre de su futuro educativo profesional.

Comparando la admisión general de los últimos cuatro periodos dictaminados en agosto, resulta que el 2001 alcanzó un mayor porcentaje de entrada, con 38.26 por ciento; en el 2002, 27.27 por ciento; en el 2003, 34.60, y en el 2004, 32.43 por ciento.

Al bachillerato general intentaron ingresar 39 mil 351 personas y lo lograron 20 mil 991, pero el 29 de agosto se emite un segundo dictamen.

La realidad de la oferta pública en Jalisco es difícil para las familias, sobre todo para las que no tienen posibilidades económicas para costearle una licenciatura a sus hijos en universidad particulares.

Los no admitidos a el nivel superior pueden concursar por los pocos espacios que quedan en las carreras con menor demanda, y que están disponibles para su consulta en la dirección electrónica www.escolar.udg.mx.

Tanto en la Ciudad de México, como Nuevo León y Jalisco, coinciden en las carreras de mayor demanda: Medicina, Derecho, Administración, Sicología y Contaduría.

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Universitarios apremian a defender la educación pública

Rechazan acoso del gobierno a la gratuidad en la UNAM
KARINA AVILES
México D.F. Jueves 23 de octubre de 2003

La UNAM es una institución autónoma, por lo que debe rechazar presiones internas y externas que pretendan romper los principios de gratuidad y su carácter popular para someterla a los criterios neoliberales, coincidieron en señalar integrantes de los diferentes sectores universitarios.
La directora general de estudios de posgrado, Rosaura Ruiz, destacó que la universidad debe ''continuar defendiendo su autonomía, sus políticas internas y la gratuidad''.
Acerca de las declaraciones del rector Juan Ramón de la Fuente a La Jornada, de que sostener el proyecto de universidad pública, gratuita y de masas ha generado tensiones con el gobierno foxista, la funcionaria expresó su rechazo a cualquier presión, ya sea dentro o fuera de la institución, que pretenda romper con los principios de la universidad pública.
"Tenemos un gobierno conservador que defiende la privatización en los diferentes ámbitos", indicó, y dijo que la pretensión de disminuir el presupuesto educativo "es gravísima", por lo que confió en que la Cámara de Diputados corrija "este error" y otorgue un aumento importante al sector.
Pero la asfixia al financiamiento, enfatizó, también forma parte de un proyecto más global que insiste en atacar lo público sin importar que se incrementen las desigualdades.
Por su parte, Leonardo Figueiras, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, enfatizó que la UNAM ''es una institución que la sociedad mexicana ha construido y a la que no le pueden aplicar las tesis neoliberales. La enseñanza, la investigación y la reflexión no pueden pasar por criterios de libre mercado. Ahí sí que hay acuerdo con De la Fuente".
Expresó que en la medida en la que el rector "se comprometa a la realización de un congreso universitario democrático, no disimulado, los académicos de esta universidad estaremos haciendo con mayor razón un frente común de legitimidad y de defensa" de la institución.
El estudiante Carlos Montiagudo, consejero universitario, planteó que una vía para aislar a la institución de las presiones tanto internas como externas es la realización de reformas puntuales que logren el consenso de la opinión pública y garanticen los medios para el buen desarrollo de la universidad pública.
Por otro lado, 21 consejeros universitarios del sector estudiantil expresaron su apoyo para que Juan Ramón de la Fuente continúe en la rectoría de la casa de estudios, al argumentar que en esta gestión se lograron avances en materia de financiamiento y de mayor eficiencia en las labores académicas, culturales y de investigación.
Afirmaron que la continuación de la administración delafuentista permitiría que la UNAM alcance ''las reformas estructurales y de fondo que requiere''.

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Uno de los efectos perversos de las políticas neoliberales en la educación...

Uno de los efectos perversos de las políticas neoliberales en la educación superior es el deterioro de la calidad académica, la anemia de la investigación científica, y el rechazo de miles de jóvenes, resultado del proceso privatizador. En la Universidad de Guadalajara (UdeG), a la violación de los derechos laborales de los trabajadores (reforma pensionaria y jubilatoria) se suma el negocio privado de la promoción “cultural”.

Recientemente la UdeG fue escenario vergonzoso de una disputa por el poder entre dos grupos: uno encabezado por Raúl Padilla López, y otro por Carlos Briseño Torres, quien fue destituido como rector. En este conflicto no hubo ninguna propuesta de desarrollo académico, ni de reforma universitaria democrática. Todo se redujo al manejo discrecional de casi ocho mil millones de pesos, sólo superado por el presupuesto del gobierno estatal..

Este conflicto, que algunos expertos en educación superior tipifican como un pleito entre mafias, es el mayor escándalo en las últimas dos décadas, a éste antecede el del inicio del rectorado de Padilla López (1989–1995), cuyo poder caciquil se consolida con base a la corrupción y un neocorporativismo–autoritario (sindical y estudiantil), y en la sumisión del Consejo General Universitario, asfixiando las tareas sustantivas universitarias.

El Frente Ciudadano y Universitario por la Defensa de la Educación Pública, demanda la solidaridad de la comunidad universitaria nacional para la democratización de esta universidad. Las universidades públicas no deben estar sujetas al mercado ni a los intereses de un cacicazgo. Exigimos que se haga una auténtica auditoría federal y estatal a las últimas administraciones; la apertura de espacios para los miles de estudiantes; y, especialmente, un congreso general para una reforma universitaria integral cuyo único fin sea estrictamente elevar la calidad académica para beneficio del pueblo jalisciense.


Responsable: Román Munguía Huato. Profesor–investigador

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A quién sirven los Dirigentes de la FEU

Por Gilberto Pérez Castillo

La Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) sustituyó hace 16 años a la decadente Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) pero replicó varios de los vicios de la organización estudiantil que desplazó.

Tal vez el vicio más claro que la FEU le copió a la FEG es el de que ambas realmente nunca fueron organizaciones de verdadera representación estudiantil, sino un órgano de control de los estudiantes al servicio del Grupo Político que controla a la Universidad de Guadalajara.

Una prueba clara de que la FEU no es realmente una organización preocupada por los derechos de los estudiantes, sino un instrumento de control político es que todos sus ex Presidentes han acabado cobijados en la estructura burocrática de la Universidad de Guadalajara, como premio a sus servicios prestados.

Actualmente, todos los ex Presidentes de la FEU han cobrado con alguna beca en el extranjero y cobran en la generosa nómina de la Universidad.

Por eso no vemos a los Dirigentes de la FEU realmente abanderando los derechos y las demandas de los estudiantes de la Universidad de Guadalajara, sino cuidando los intereses del Grupo Político al que pertenecen y al que sirven.

La siguientes es la lista de los ex Presidentes de la FEU y su actual cargo en la Burocracia Dorada de la Universidad:

Lorenzo Ángel González Ruíz es actualmente Coordinador General de Servicios a Universitarios.

Felipe Oceguera Barragán es actualmente Coordinador de Servicios Estudiantiles.
José Alberto Castellanos Gutiérrez es actualmente Rector del Centro Universitario del Norte.
Leopoldo Pérez Magaña es actualmente el Director de la División de Estudios Sociales y Económicos del CUCOSTA. APARTE ES EL SECRETARIO PARTICULAR DEL PRESIDENTE MUNICIPAL DE GUADALAJARA
Ricardo Villanueva Lomelí es actualmente Coordinador General de Patrimonio


Según el diccionario de uso del español de María Moliner:
Cacique: autoridad abusiva en una colectividad; particularmente, el que en un pueblo se hace dueño de la política o de la administración, valiéndose de su dinero o influencia.
Caudillo (del sup. lat. «capitellum», por «capitúlum», cabeza) ­m. *Jefe que dirige y manda gente, particularmente en la guerra. Þ Cabdellador, cabdiello, cabdillo, conductor, cónsul, ductor, jan [kan o khan]. Ó Cabdal. Ó Alzar bandera. Ó Deseguir, alzar sobre el pavés, seguir. Ó Acaudillar, descaudillar. Ó *Dirigir. *Jefe. *Soberano. ¤ («El») Se aplicaba a Francisco Franco, jefe del Estado español de 1939 a 1975.


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Boletín sobre rechazados

FRENTE CIUDADANO Y UNIVERSITARIO EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA
Los actuales acontecimientos dentro y fuera de la Universidad de Guadalajara en razón del escandaloso protagonismo de sus principales autoridades y de quienes detentan el poder real, deben ser motivo de preocupación para la sociedad y profunda reflexión para la comunidad universitaria. Detrás de los reflectores y de la “nota roja”, se esconde el hecho de que el modelo político y quienes ejercen el poder en la UdeG, han entrado en una etapa de mayor descomposición con sus consecuentes perjuicios a  la institución educativa.
1. Cada año se hace cada vez más visible el descontento de los jaliscienses, por la descarada actitud de los funcionarios universitarios empeñados en mantener en cifras exorbitantes, el número de estudiantes rechazados tanto en el nivel bachillerato como en licenciatura. Siendo del dominio público que la propia estructura de poder universitario detenta algunas escuelas e instituciones universitarias incorporadas a la UdeG, y ella misma alienta la privatización de la educación al ofertar como opción de formación jalisciense esa modalidad de dudosa reputación académica y de onerosos costos para la población. Además, si cada año quedan sin aula más de 17 mil estudiantes de educación superior ¿Cómo es que se les vuelve a cobrar por el proceso de reinscripción? ¿Dónde quedan esos dineros que nunca son reportados por los funcionarios de la UdeG?
2. La profunda corrupción en la UdeG es inocultable. La destitución del rector Carlos Briseño Torres e indirectamente su posterior fallecimiento, se debió a la declarada sentencia de éste, en el sentido de que daría a conocer “desvíos de recursos económicos graves en la Universidad” y que el principal autor intelectual y material de dicho atraco era el exrector Raúl Padilla López. A la muerte de Briseño, el manejo turbio y nada transparente del presupuesto universitario sigue en bonanza.
3. El pasado 26 de enero, el Consejo General Universitario (CGU) aprobó bajo protesta el Presupuesto de Ingresos y Egresos 2010. El CGU manifestó públicamente “su total desacuerdo con la política presupuestal del Ejecutivo Estatal hacia la máxima Casa de Estudios de Jalisco”. Lo que no se atreve a decir el CGU es que la sociedad jalisciense y el grueso de la comunidad universitaria está en total desacuerdo en la forma de ejercer dicho presupuesto por parte de las autoridades universitarias toda vez que existe el criterio de su utilización para fines esencialmente lucrativos (showbusiness) del propio grupo de poder, y no para prioridades académicas y tareas sustantivas universitarias. El CGU habla, en su desplegado con fecha del 29 de enero pasado, de que el aumento presupuestal tendría como destino el gasto en la terminación de edificios (biblioteca, preparatorias, etc.) y “la ampliación de la matrícula universitaria”; sin embargo, este último loable propósito en realidad aparece como justificación demagógica pues, como hemos visto desde hace al menos dos décadas con la privatización neoliberal de la educación universitaria, sigue aumentando el número de estudiantes no admitidos en la UdeG. En los hechos concretos, se han escatimado cuantiosos recursos para el crecimiento de la matrícula y, por otro lado, han derrochado buena parte del presupuesto universitario en proyectos frívolos o de relumbrón; proyectos que, por más que se diga lo contrario, no forman parte de las funciones de una universidad  y menos si se trata de una universidad pública.
4. Ciertamente debe incrementarse el presupuesto, pero para fines estrictamente académicos. El Gobierno del Estado que encabeza el Emilio González Márquez debería considerar las exigencias presupuestales de la Universidad de Guadalajara bajo el estricto compromiso de someterse a la fiscalización de la Auditoría Superior de la Federación y de la Auditoría Superior del Estado, con el cumplimiento formal de los plazos que la ley contempla para la entrega de la documentación que demuestre el correcto, pertinente y honrado uso de los recursos que le son entregados.
Por ello mismo, demandamos una auditoría urgente y seria, mandatada por la nueva legislatura del Congreso del Estado. De lo que se trata es que la UdeG brinde la educación pública que requiere la sociedad en calidad y cantidad, anulando la corrupción imperante, y eso requiere de una profunda transformación democrática.
Responsable: Evangelina Álvarez Cabrera

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Carta del Frente Ciudadano y Universitario 19 de agosto

Por la democratización de la Universidad de Guadalajara.

1. Los acontecimientos dentro y fuera de la Universidad de Guadalajara deben ser motivo de honda preocupación para la sociedad entera –en particular para la propia comunidad universitaria–, pues es la sociedad quien mantiene a esta institución educativa. Los escándalos derivados de las pugnas abiertas o soterradas entre las facciones del grupo de poder que ha tomado como botín económico y político a la universidad, profundizan su crisis académica y de gobierno. Ligados a este conflicto existen otros escándalos derivados por la corrupción impune y el despilfarro del presupuesto que no va destinado a fines estrictamente universitarios, pues nada tienen que ver con las tareas sustantivas académicas, como son los negocios empresariales "culturales" (Auditorio Telmex, Teatro Diana, Zapo¡pum!). A ellos debemos sumar, la falta de libertad de expresión en los medios (Radio UdeG, Gaceta Universitaria, programas televisivos); la corrupción imperante en el Hospital Civil; la existencia de "aviadurías" (regidores, “presidentes honoríficos") que contradicen la llamada transparencia del gasto universitario, como también es el desvió de fondos millonarios en algunos centros (CUCSH, CUCS), que se suma a una larga lista de desfalcos.

2. Esta situación ominosa que hace de la institución una verdadera caja de estridencias públicas obedece al poder caciquil en manos del exrector Raúl Padilla López. La administración central (rectoría) sigue aplicando impunemente las políticas privatizadoras neoliberales, emanadas del poder federal (régimen pensionario-jubilatorio; rechazo de más de 46 mil jóvenes estudiantes; cobro ilegal de colegiaturas e inscripciones en carreras escolarizadas o semiescolarizadas, y en servicios universitarios). En resumen, continúa practicando una política atentatoria a la educación pública gratuita

3. Repudiamos la connivencia entre las principales autoridades universitarias y del cacicazgo con los partidos sistémicos y con personajes nefastos del poder político local y nacional (el gober "precioso" Mario Marín, el gobernador Emilio González, el Cardenal Sandoval), que tanto daño han hecho a las instituciones públicas y a los pocos espacios democráticos.

4. Es necesario y urgente crear la figura democrática de un verdadero Ombudsman Universitario, que defienda los derechos legítimos de toda la comunidad universitaria. Igualmente, es necesaria la aplicación de una auténtica auditoria federal y estatal que regule y sancione el mal uso del presupuesto, la reformulación urgente del gasto presupuestario hacia prioridades estrictamente académicas, la apertura de mayores espacios a los estudiantes aspirantes con todo el derecho a ingresar a la institución, el análisis crítico de la situación interna mediante un Foro preparatorio para un Congreso General que defina los lineamientos democráticos de una verdadera e integral Reforma Universitaria.

5. La comunidad universitaria y la sociedad entera deben contribuir a la democratización plena de la universidad –tratando de alcanzar la superación académica de la institución para beneficio de Jalisco–, empezando por la defensa de la educación pública, gratuita y laica.

Frente Ciudadano y Universitario por la Defensa de la Educación Pública.

Responsable: Román Munguía Huato

Firmas adherentes:
Aguayo Acosta José
Aguilar Mora Manuel
Alba Ramos Sergio
Almaguer Gómez Bernardo Vladimir
Almaguer Gómez Jocelyn Berenice
Almaguer Gómez Salvador Elionaid
Almaguer Gómez Tania Anallely
Almaguer Pérez Salvador
Alvarado Pérez Lucia
Ángel Gómez Alfredo
Arróniz Foronda Iván
Ayala Santos Francisco Javier
Ayala Wimber Rodolfo Salvador
Báez Heredia Víctor
Ballesteros José
Barajas Navarro Israel O.
Batres Medina Marco Antonio
Blas Bonilla Javier
Borbón Siquieros Rubén
Bravo Sandra
Buenrostro Ibarra Ana
Campos Llamas Víctor
Casarrubias Jiménez Alejandro
Casillas José
Castillo Amante Rosendo
Castro Montaño Francisco
Ceja Guerra Antonio
Conde Zambada Jorge
Contreras B. Rosalio
Contreras Macías Arturo
Contreras Plata Ismael
De Esesarte Franeke Esteban
De la Paz Nuño Lila
Delgado Flores Manuel
Diosdado Antonio
Estada Manzo Rita
Flores García Guillermo
Flores Gómez Gerardo
Flores Rivera Felipe
Flores Sandoval Adrián
Flores Sandoval Miguel
Frías Rodríguez Graciela
Galindo Aguayo Agustín
Galván S. Martha
García Silvia
González Garí Oscar
González Jaime
González Ovando Diana
Guerrero Rincón Moisés
Gutiérrez Barrios Jorge
Gutiérrez L. Sonia
Heredia Mendoza María Magdalena
Hernández Aguayo Gilberto
Hernández Martha
Hernández Ortiz Jaime
Hernández R. Ismael
Juárez Bustos Teresa
Lara González Arcadia
Leos Medina Macario
Limón Guzmán Juan Alfonso
López José Luis
López Ramírez Miguel Ángel
Luna Palafox Cosme
Macedo Aguilar Noe
Márquez Rodríguez Félix
Martínez Buenrostro Claudio
Martínez C. Claudia
Martínez Lacy Ricardo
Martínez Moya Francisco
Martínez Ruíz Francisco
Martínez Sandoval Marcos M.
Mayans Patiño Carlos
Maza Ontiveros Molay
Mendoza Aubert Javier
Miranda Hernández Francisco
Monterrubio Gustavo
Moreno Antonio
Moreno Florentino
Moreno Reyes Daniel
Munguía Buenrostro Anna Paola
Munguía Buenrostro Luis R.
Munguía Buenrostro Natalia
Munguía Huato Román
Muñoz Alvarado Carlos
Muñoz Delgadillo Raúl
Ochoa Silvestre María de Jesús
Olague González Jaime
Orozco Michel Antonio
Ortega Bravo Gustavo
Ortega Rodríguez Guadalupe
Padilla Alvarado Elva Evangelina
Palos Valencia Carlos Enrique
Parra Rodríguez Gilberto
Peraza Menéndez Jesús
Pérez Manuela
Pérez Ríos Raúl
Pérez Taylor Mónica
Plascencia Ramos Jesús
Posadas J. Guadalupe
Quintero Silverio
Rodríguez Tejeda Francisco
Rosales Flores Sebastián
Rubalcaba Valtierra Héctor
Salmerón Aceves Alfredo
Sánchez González José Luis
Sánchez Reyes Alejandro
Santana A. Aldo
Sierra Margarita
Signoret Ricardo
Solís Gutiérrez Marco Antonio
Torres Frías Cinthia Graciela
Torres Frías Jesús
Torres Frías Liliana
Torres Nuño Jesús
Tovar Popota Yolanda
Trejo Estrada Roberto
Valadez C. María D.
Valladares García Francisco
Vázquez Heredia Elvia
Vázquez Piña Álvaro
Vázquez Sabino Álvaro
Venegas T. Antonio
Wimber Alvarado Jorge
Wimber Alvarado José Rodolfo
Wimber Alvarado María Guadalupe
Wimber Alvarado Patricia
Wimber Ochoa Manuel
Zuno Arce Andrés Amado

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Un grupo de poder local - Román Munguía Huato

Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH)-UNAM

Segundo Encuentro de Auto-estudio de las

Universidades Públicas Mexicanas

9 Febrero del 2005

 Mesa 3: Gobernabilidad universitaria



Un grupo de poder local

La Universidad del escándalo. La estructura corporativa–autoritaria en la Universidad de Guadalajara (1989–2005).

Román Munguía Huato*




Todo es política

El presente contiene todo el pasado

Gramsci

Hay que criticar “el estrangulamiento de la vida intelectual de nuestras aulas por jerarquías académicas que no se legitiman por su actividad científica sino por su astucia burocrática...”
Eduardo Subirats



I. En el libro Los compromisos con la Nación 1 –una compilación de textos de escritores, intelectuales y políticos, algunos de ellos pertenecientes al entonces llamado Grupo San Ángel, encabezado por Carlos Fuentes­– podemos leer la conclusión interesante de uno de los ensayos:

Una de las dimensiones más severas y amenazantes de nuestra crisis de fin de siglo es el agotamiento de nuestro modelo de política cultural y educativa. En las últimas décadas, junto con la crisis de la economía y el estado interventor, también han entrado en crisis la cultura y la educación. Por ello, al igual que las estrategias productivas nacionales y al igual que la organización de nuestra vida política, nuestras instituciones educativas y culturales también requieren de una urgente y profunda renovación.

Llevar adelante esta renovación implica un esfuerzo social de dimensiones formidables; supone, por decirlo en forma definitiva, un impulso cultural fundacional similar al que hizo el régimen surgido de la Revolución, cuando se propuso la constitución de un soporte educativo básico para consolidar espiritualmente la formación del Estado y la integración de la nación.

Esto nos impone asumir las responsabilidades del presente y reconocer que el futuro se construye desde ahora. Sólo así podremos acceder a niveles de desarrollo más elevados y brindar mejores expectativas de bienestar, justicia y democracia para nación.

Esta reflexión que compartimos plenamente y podría haber sido escrita por cualquiera de los estudiosos críticos sobre temas educativos y culturales, fue propuesta por el entonces rector de la Universidad de Guadalajara Raúl Padilla López, quien por esas fechas concluía su rectorado2. Al margen de la autoría real del texto, lo importante aquí es señalar el foro constituido por notables intelectuales y políticos de signo ideológico y político diverso, desde Carlos Fuentes, pasando por Lorenzo Meyer, Jorge G. Castañeda, hasta la líder magisterial Elba Esther Gordillo, Santiago Creel y Vicente Fox. Esto nos puede dar una idea del círculo de relaciones políticas que Padilla López ha venido tejiendo desde finales de los años ochenta y, especialmente, durante su rectorado (1989-1995). Por supuesto, una cosa es la retórica grandilocuente demagógica del texto y otra muy diferente la práctica que contradice tan loables propósitos políticos, pues ahí se habla de renovación, justicia y democracia, conceptos cuyo contenido están totalmente alejados de los hechos cotidianos que se viven dentro de esta institución.

Hasta el día de hoy, Padilla López, mantiene un poder casi absoluto en la Universidad de Guadalajara. Este poder tiene y reproduce los rasgos de un verdadero cacicazgo político, lo que nos obliga a tratar de comprender en que consiste una de las estructuras de poder universitario más importantes en el país y sus formas de funcionamiento. Esta universidad, desde principios de los años sesenta empezó a ser objeto de escándalo público, la década de los setenta fueron años convulsos y esto significa que las prácticas corporativo–autoritarias se imponían con métodos violentos intramuros y extramuros; pero, a partir de los años noventa los escándalos generados por las autoridades universitarias se han vuelto cosa cotidiana en la opinión pública y en la sociedad civil. Muchos de estos escándalos obedecen o tienen su origen en este liderazgo caciquil que ha hecho de la universidad algo más que una institución educativa, pues se ha constituido como una especie de botín patrimonialista personal, familiar y de camarilla.

II. En la introducción a su libro Educación, poder y biografía, Carlos Alberto Torres cita a Apple y Weiss: “No podemos comprender plenamente la ubicación de nuestras instituciones educativas dentro de una configuración más amplia de poder económico, cultural y político, a menos que intentemos examinar las diferentes funciones que cumplen en nuestra desigual formación social” 3. En efecto, como bien dice Torres: “Considerar el poder en términos de relaciones nos permite identificar diferentes recursos de poder, así como la relación entre poder y educación. La educación como institución, y como dimensión de la vida material y simbólica, también puede verse en términos de relaciones” 4. Las relaciones entre educación universitaria y poder son variadas y complejas; pero esto no impide que podamos percibir ciertas formas de control muy visibles dentro de los espacios educativos superiores en tanto que las instituciones universitarias también se constituyen como aparatos de poder estatal. 5

Si queremos ejemplificar lo que hace posible la existencia reproductiva de las relaciones entre una institución universitaria y el poder estatal tenemos que abordar el análisis de lo que da sustento a esta relación y una de las mediaciones políticas lo constituyen los factores de poder real intrainstitucional, como lo es el caso del grupo de poder en la Universidad de Guadalajara.

Los laberintos del poder universitario, la forma en la que se ejerce el poder en los centros de educación universitaria nacionales, es una cuestión, a mi juicio, escasamente estudiada por los analistas expertos en problemas educativos o por los llamados politólogos. Las diversas formas de gobierno de estas instituciones se ejercen a través de mecanismos formales, legalmente aceptados, pero también a través de mecanismos encubiertos o soterrados, ilegales e ilegítimos que funcionan como correas de trasmisión del grupo o de los grupos de poder encargados de mantener la estabilidad política en los centros educativos para imponer las políticas decididas por la tecnoburocracia en las altas esferas del poder estatal.

Podemos definir a los grupos de poder local como aquellas asociaciones u organizaciones, con liderazgo personal o de camarilla, que detentan un control hegemónico sobre una determinada comunidad de personas o subgrupos localizados territorialmente en un espacio social, sea éste económico (empresarial), político, ideológico, cultural, religioso, educativo, laboral (gremial-sindical), multimediático, etcétera, subordinados directa o indirectamente a un poder oligárquico local, generalmente representativo de una burguesía local. Estos grupos mantienen cierta autonomía dependiendo de la magnitud de su propia fuerza política derivada, a su vez, de una determinada correlación de fuerzas en movimiento o en equilibrio inestable. En cierta forma, estos grupos de poder local son representativos de lo que se conoce como grupos de presión, grupos de interés o grupos de referencia, definidos como organizaciones que, sin ser formalmente políticas (partidistas), ejercen notable influencia sobre la política local (regional-estatal), orientándola a favor de los intereses u objetivos por ellas representados 6. Estos grupos constituyen parte orgánica de la elite de poder local.

¿Por qué estudiar un grupo de poder universitario? Quizá sea obvio el interés académico que despierta el estudio de la particularidad que asume una forma de poder político local, pero desde cierto punto de vista debemos considerar relevante que una determinación de la profunda crisis universitaria, especialmente la de naturaleza académica, también tiene su origen en las formas de gobierno y reproducción del poder intrainstitucional, pero además es necesario si pretendemos esclarecer las causas estructurales y superestructurales que dan origen al problema de la crisis de gobernabilidad universitaria para encontrar las alternativas que den cauce a los necesarios y deseables procesos de transformación gradual o radical de los mecanismos autoritarios hacia un modelo de desarrollo universitario sustentado en una verdadera autonomía democrática con base al consenso y al disenso puesta en práctica por la comunidad universitaria entera. Corresponde “a maestros y estudiantes –dice Hugo Aboites– reivindicar algo fundamental, histórico, pero tremendamente estratégico en este momento: la autonomía. La autonomía significa que esa búsqueda debe estar ajena a la lógica del mercado y también de la política. Investigar, difundir y formar generación tras generación en la perspectiva del conocimiento útil para toda la sociedad. La agenda de los universitarios es finalmente la de los universitarios, no de las cúpulas (empresariales) o de los tratados (comerciales)” 7.

En este sentido, el análisis de “la gobernabilidad universitaria entra en escena”, diría Eduardo Ibarra y Norma Rondero; es cierto que “hay esfuerzos significativos que abordan distintas áreas problemáticas de la educación superior, como pueden ser el financiamiento, la rendición de cuentas y los procesos de evaluación, el comportamiento de la matrícula estudiantil, las relaciones laborales, y la vinculación de la universidad con la empresa y la sociedad, por señalar sólo algunos” 8, pero también es cierto que faltan esfuerzos por comprender la naturaleza de las relaciones políticas al interior de las universidades. “Quien crea que la universidad es aún centro de información al servicio de los individuos y del conjunto de la sociedad no tiene idea de lo que sucede en ella. Nuestra universidad es hoy una fábrica productora de absurdo, con una estructura de tintes mafiosos y un alumnado disuelto en una agregación caótica de ambiciones y temores. Existen claro está, focos de resistencia que pretenden restablecer la autonomía crítica ante lo dado y que combaten redes de poder e intereses. Pero son, todavía, demasiado pocos” 9. La cita anterior se refiere al caso español, pero, lo cierto es que no son muchas las diferencias en cuanto a los principales problemas que agobian a las universidades peninsulares y a las mexicanas.

III. El panorama actual de las universidades públicas mexicanas es un fiel reflejo de la situación nacional. La profunda crisis universitaria es una de las manifestaciones más visibles de la crisis social generalizada que padece la mayoría de los mexicanos. La crisis económica, política, social, cultural y educativa es resultado fundamentalmente de la actual política neoliberal gubernamental, especialmente la del gobierno federal encabezada hoy día por Vicente Fox y el régimen panista. Por supuesto, esta crisis también tiene sus orígenes varias décadas atrás durante los sexenios priístas.

El impacto del neoliberalismo en la educación pública es de magnitud catastrófica: profundo deterioro de la calidad de la enseñanza en todos sus niveles escolares, deserción de alumnos, alto déficit de unidades educativas, rechazo de cientos de miles de jóvenes estudiantes en las universidades, aumento de colegiaturas, acelerada privatización gradual y relativa de la educación superior, incremento de las escuelas y universidades “patito”, rezago salarial y bajas percepciones monetarias del magisterio en general, complicidad entre las burocracias académicas, administrativas y gremiales, escasa investigación científica y una creciente reorientación a las necesidades empresariales, corrupción sindical, aviadurías, fraudes y saqueos financieros, canonjías burocráticas (de los altos funcionarios), etcétera.

Este panorama de constante degradación de la educación en México tiene como causas principales, por un lado, el aspecto económico en cuanto la reducción presupuestal gubernamental como parte de la política de disminución del gasto social acorde a los lineamientos neoliberales establecidos por los grandes organismos financieros mundiales –Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE)–, por otro, la propia política de control corporativo estatal del grueso del magisterio nacional en todos sus niveles. El ejemplo más conocido es el nefasto corporativismo gremial representado por la dirección del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), cuyo añejo historial de “charrismo” sindical ha causado y sigue causando consecuencias desastrosas a la educación pública básica e intermedia. Los escándalos en este sector gremial están a la orden del día. Desde luego, habría que agregar a estas causas los problemas relativos a las cuestiones propiamente pedagógicas y didácticas.

Si algo ha permitido el avance de las consecuencias dañinas a la calidad educativa nacional por las políticas neoliberales es la regulación del Estado y de las directivas universitarias sobre los maestros bajo formas de control corporativo. Esto ha contribuido a mantener un férreo control salarial necesario a la reducción del gasto estatal destinado a la educación y también al sentido ideológico de los contenidos pedagógicos en el sentido de incidir en el sistema educativo para inculcar el espíritu empresarial acorde a la nueva lógica del mercado “globalizado”.

La responsabilidad de los gremios de trabajadores universitarios corporativos y neocorporativos en el proceso de perdida de calidad académica es bastante significativa, pues el papel que juegan dentro del marco del sistema educativo es de sumisión y de contubernio con las autoridades gubernamentales y  universitarias –Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)– para la puesta en escena de los mecanismos económicos, políticos e ideológicos neoliberales.

Sin embargo, estas formas de control corporativo-autoritario sobre la planta docente y de investigadores emanan de una determinada estructura de poder. Por supuesto hay instituciones donde estos mecanismos no funcionan de esta manera, sea porque existen sindicatos independientes y democráticos, sea porque los lazos corporativos, verticales y de control sobre los académicos no son tan rígidos. No obstante, podemos plantear la hipótesis de que en las universidades públicas existen estructuras de poder bajo diversas formas de un centralismo burocrático-autoritario. Esta premisa significa que en las instituciones educativas superiores del país en la práctica son inexistentes los mecanismos de gobierno democrático. La presencia de cúpulas, camarillas, grupos, “mafias”, elites burocrático-administrativas-académicas, forman parte de la vida política de las universidades mexicanas. Una radiografía del poder político de las instituciones de educación superior (IES) nos  mostraría la presencia de ciertas estructuras de poder vertical, cupulares y no democráticas 10. En un país cuya historia política moderna está basado en el autoritarismo bonapartista y donde el poder político dominante las estructuras y formas corporativas autoritarias forman parte de su vida cotidiana, es natural que la reproducción del poder en todos los poros de la sociedad asuma los rasgos más característicos de ese desenvolvimiento hegemónico de las clases dominantes directa o indirectamente a través del Estado y de otras instituciones sociales. Por ejemplo, las formas caciquiles no han desaparecido en las estructuras y funcionamiento del sistema político y prueba de ello es, precisamente, el caso de la UdeG.

IV. La Universidad de Guadalajara (UdeG) es la segunda en importancia numérica en el país. Cuenta con una población total de 200 mil 500 personas (181 mil estudiantes, 12, 412 académicos y 7 mil administrativos), aplica 337 programas docentes y ejerce un monto financiero total de 3 mil 658 millones de pesos (en el año 2002). Su página de internet ofrece una historia de la institución y que como toda historia oficial se ha reescrito acorde a la visión del monopolio del poder que se asienta desde la gestión de lo que podemos denominar el padillato. Es en ese periodo donde ocurren cambios normativos, administrativos y, especialmente políticos que darán una nueva fisonomía a la universidad. La misión de la UdeG 11, según la visión oficial, es un conjunto de propósitos y objetivos generales, tan loables que podemos compartirlos, que no se distingue en esencia de los que manifiesta cualquiera de las instituciones educativas particulares del país 12. Se trata de desvanecer cualquier ropaje ideológico-político que comprometa una función social universitaria ajena a los tiempos actuales de la modernización educativa que va imponiendo la tecnocracia neoliberal. Los acomodamientos ideológicos de la cúpula universitaria tratarán de estar acorde, entonces, a las políticas gubernamentales dentro del juego de las complicidades y arreglos de la institución con el Estado.

Un aspecto interesante de la misión universitaria es que la propia institución dice garantizar “la participación de la comunidad universitaria en la elaboración y determinación colectiva de las políticas, planes y programas orientados al logro de sus fines, el desenvolvimiento de las actividades inherentes a sus funciones académicas y de servicio social y al cumplimiento de sus responsabilidades con la sociedad”. Esta premisa política, dadas las condiciones existentes en las que se toman las decisiones de mayor peso y trascendencia, sean académico-administrativas, financieras o laborales, es absolutamente discursiva porque en la realidad prevalecen los mecanismos que restringen los espacios y la participación de la comunidad en los asuntos relevantes. Un ejemplo de ello es que la designación del jefe de departamento no pasa en lo absoluto por la decisión del pleno de los profesores adscritos al propio departamento sino que es una atribución más del rector del centro.

Para las autoridades de la UdeG el proceso de cambio o de modernización institucional se inicia el primero de abril de 1989 con la rectoría de Raúl Padilla López. El rector Víctor Manuel González Romero, sucesor de Padilla López, afirma en una ponencia de que una de “las razones del cambio” es:

la sobrepolitización e ideologización extrema de los ‘formandos’ en las universidades públicas incompatibles con lo que ocurría en el escenario productivo... Dentro de los muros de la Universidad se reproducía un esquema de pensamiento, una ideología dominante, pero afuera el sector productivo no quería saber más de eso (...) a la llegada de la nueva administración (de RPL) se ocasiona una fractura política al interior de la institución. Si alguien le interesa profundizar en este proceso de cambio, les recomiendo la lectura de la tesis doctoral del actual vicerrector de la Universidad, el doctor Misael Gradilla. El Juego del poder y el saber, editado por El Colegio de México. Es una tesis muy interesante para entrar a profundidad en el análisis sociológico, el proceso de cambio de una estructura compleja. Se da una ruptura; llega un grupo que maneja un discurso novedoso frente a los grupos consolidados en el poder durante varas generaciones de dominio al interior de la institución, grupos muy ligados al partido en el poder, que tenían cuotas de representación en la cámara de diputados local, en el Congreso de la Unión, tenía una hermandad más o menos clara en el aparato político del partido en el gobierno, con el sector gubernamental y en el esquema de formación de cuadros políticos en las representaciones estudiantiles y el manejo del conocimiento, del poder, del saber, a partir de la Universidad. Todo esto se rompe en 1989, cuando llega al poder un nuevo grupo con un lenguaje más fresco, que se introduce en las políticas y las grandes tendencias de cambio mundial; las percibe, las reconoce y las valida como una estrategia de desarrollo institucional. 13


En realidad, el cambio del grupo de poder se da más por un conflicto de intereses; intereses materiales que corresponden más a beneficios económico-monetarios, de poder, influencia, privilegios y prebendas, que por una pugna ideológica de un proyecto de universidad alternativa sustentada en principios democráticos y vinculada a las necesidades sociales de la población jalisciense. El nuevo grupo quizás podría hablar un lenguaje más fresco, pero no solamente se trataba de eso ni era lo más importante: el cambio de piel del grupo ahora hegemónico utilizaba un nuevo ropaje ideológico a la medida de las circunstancias políticas, pero las estructuras de control corporativo solamente cambiaron de propiedad. En su texto ¿De la reforma a la contrarreforma?, María Lorena Hernández Yáñez asevera que: “Mientras que el cambio estructural transformó radical y objetivamente el escenario institucional, la recreación de los órganos de gobierno resultó ser, a la distancia, un proceso ornamental, ya que el ejercicio tradicional del poder ha permanecido incólume (...) a la manera del despotismo ilustrado, auguraba el reforzamiento de la autoridad unipersonal ilimitada...”. 14

Desde abril de 1989 cuando se inició el trastocamiento del ejercicio del poder real en la UdeG ésta no ha dejado de ser objeto de escándalo público. Escándalo tras escándalo el hecho es que eventualmente la universidad es objeto de atención de la opinión pública derivado por un hecho violento, fraudulento, saqueo de recursos, disputas de poder interno, posicionamiento de “líderes universitarios” en organismos, partidos políticos o de representación legislativa, manejo de recursos financieros discrecionales, despilfarros, auditorias maquilladas, conflictos laborales, proyectos arquitectónicos y urbanos faraónicos, cambios de opinión “científica” acerca de problemas “ambientales” de forma oportunista,  etcétera.

V. ¿Cómo se constituyó el nuevo grupo dominante en la UdeG? A raíz de la disputa del poder cuyo vencedor único fue el entonces rector general Raúl Padilla López, a principios de los años noventa su proyecto hegemónico fue consolidándose con una estructura neocorporativa fincada en cuatro grandes pilares: el Consejo General Universitario (CGU), el “sindicalismo blanco” (Asociación del Personal Académico de la Universidad de Guadalajara [APAUdeG], ahora denominado STAUdeG, y el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Guadalajara: SUTUdeG), y finalmente, pero no menos importante, la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU). Cada uno de estos cuatro elementos constituyentes orgánicos de la estructura de poder cumplen tareas distintas en el marco de una división del trabajo político bastante eficiente en el control y subordinación de los segmentos de la comunidad universitaria. Todos son muy importantes en su papel corporativizante y es difícil definir a uno de ellos como el elemento decisivo, pues todo depende de que proceso político estemos hablando; sin embargo, por razones de carácter estructural es el CGU el que asume un rol de cierta preponderancia porque constituye un espacio determinante donde concurren los agentes operadores efectivos de los mecanismos políticos y que confieren, supuestamente, legitimidad a las decisiones y acciones de la administración burocrática central. Los representantes principales de cada uno de estas unidades operativas forman parte de un círculo de poder que gira en torno al llamado “jefe nato” o “caudillo”, como le denomina Hernández Yáñez a Raúl Padilla López.

La estructura de este nuevo edificio político vino a reemplazar en gran parte a las viejas y anquilosadas estructuras de poder corporativo que durante décadas funcionó adecuada y paralelamente a las estructuras de poder del régimen político dominante priísta. El denominado Grupo FEG–Universidad detentó cuando menos durante tres largas décadas un poder corporativo sustentado principalmente en la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), fundada en 1948; es el grupo de poder encargado de mantener el control y la disciplina política sobre la comunidad estudiantil; reprimiendo a los grupos estudiantiles de oposición con algunas bandas de porros. Este grupo de poder estaba encabezado por Carlos Ramírez Ladewig, cuyo liderazgo había iniciado a mediados de los años cincuenta aunque sin ocupar ninguna representatividad formal universitaria. Este grupo se constituía con base a pequeños, medianos y grandes feudos cuyos jefes principales eran o habían sido en su mayoría presidentes de la FEG. Con el asesinato en 1975 de Carlos Ramírez Ladewig (un crimen de Estado atribuido al presidente Luis Echevarría) se inició el ocaso político de este grupo cuyo heredero directo fue el ingeniero Álvaro Ramírez Ladewig, hermano de Carlos, quien también sin presencia formal en la institución mantuvo durante poco más de una década la unión de los poderosos feudos. En 1988, con el ascenso del Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de la República, también ascendía al poder universitario como rector general, por decisión personal de Álvaro Ramírez, el expresidente de la FEG (1977–1979), Raúl Padilla López, quien, desde entonces –salvo el tiempo que duró el conflicto entre el Grupo FEG–Universidad y el grupo padillista– ha mantenido el poder casi absoluto en sus manos.

La historia de la UdeG en los últimos tres lustros está asociada, desde luego, al control político de Raúl Padilla López (RPL) ejercido a través de diversos mecanismos corporativos–autoritarios. Este poder absolutista, más concentrado que el que algún día pudo detentar Carlos Ramírez Ladewig, ha hecho de RPL el cacique y el poder tras el trono; en esta universidad, por así decirlo, no se mueve una hoja sin su consentimiento. Este poder le ha permitido amasar una fortuna dineraria y  también a través de una densa red de relaciones políticas, sociales, económicas y culturales ha podido imponer sus proyectos megalómanos (Feria Internacional del Libro (FIL), Festival de Cine Mexicano, Centro Cultural Los Belenes, Teatro Cine Diana, etcétera) que están concebidos más como empresas capitalistas que como iniciativa cultural-universitaria.

En esta universidad semifeudal la voluntad de RPL es hegemónica y cuenta con un vasto séquito palaciego (intelectuales, escritores –Fernando del Paso, en su momento Juan José Arreola, Emmanuel Carballo– operadores políticos, funcionarios universitarios, etcétera), que aunque algunos se constituyen como emisarios importantes de sus decisiones (las de RPL) y cuentan con su parcela de poder, no disponen de autonomía política. La dinastía del Padillato se hace visible con la actual rectoría general en manos de su hermano menor José Trinidad Padilla López, también en su momento presidente de la FEG. El tejido de relaciones e influencias con intelectuales, escritores (Elena Poniatowska, Carlos Monsivais, Héctor Aguilar Camín y Carlos Fuentes, especialmente) y políticos de la ciudad de México también le ha permitido ampliar su cobertura de poder a este grupo.

Desde su inicio este grupo trató de legitimar su poder y representatividad con la comunidad universitaria pero nunca ha tenido el aval ni la confianza del grueso del personal académico, administrativo y de la mayoría estudiantil. La disputa por la institución del grupo padillista fue por apoderarse del control de los cuantiosos recursos financieros y nunca por un proyecto político de una nueva universidad cuyo espíritu educativo y cultural fuese muy distinto al modelo anterior. Al contrario, se trataba de “modernizar” los esquemas corporativos y autoritarios con base a un modelo académico de estructura departamental copiado a la Universidad Autónoma Metropolitana, cuyo arquitecto–operador contratado fue a el subsecretario de Educación salinista Gilberto Guevara Niebla.

Todos los atrasos, males, conflictos y contradicciones del modelo educativo neoliberal que agudizan los problemas seculares de las universidades públicas mexicanas como el burocratismo, el centralismo, la discrecionalidad del manejo presupuestario y su saqueo voraz, el corporativismo sindical, las relaciones clientelares, la simulación académica e investigativa, la sumisión y la abyección a las autoridades, el fraude y la irracionalidad, la corrupción, el compadrazgo y el amiguismo, la mediocridad, el despilfarro, la catapulta universitaria hacia el poder gubernamental,  se reproducen ampliamente en la UdeG con el caciquismo padillista. Estamos hablando de un grupo monolítico que interviene además en la vida política local, es decir interviene como grupo de poder local y estatal a través de sus múltiples operadores extramuros universitarios en partidos políticos, sindicatos, colegios de profesionistas, niveles de gobierno municipal y estatal, voceros periodísticos, televisivos, organismos no gubernamentales. Es través del PRD municipal y estatal, en manos de RPL desde 1997, que se han podido tejer redes y alianzas políticas con políticos de otros partidos para sumar fuerzas que obedecen intereses coyunturales. RPL ha tenido intenciones de ser gobernador de Jalisco, pero no ha tenido la fuerza suficiente ni el partido para lanzarse a una campaña de esas proporciones, y en el plano partidista a lo que único que ha llegado es a diputado local perredista (1998-2001). El grupo ha tenido tres diputaciones federales alternadas (Mara Robles, Tonatiuh Bravo Padilla y José Antonio Magallanes).


En Guadalajara existen varios grupos de poder: 1) la Iglesia conservadora y sus asociaciones civiles, 2) el viejo aparato sindical corporativo cetemista y croquista (el charrismo sindical que no ha perdido mucha fuerza local), 3) el propio aparato gubernamental en manos del PAN, 4) los medios de comunicación (prensa, radio y televisión; Televisa de Occidente, especialmente), 5) las universidades privadas, aunque con espacios y cuotas de poder más restringidos (los Tecos de la UAG, por ejemplo, son editores del periódico Ocho Columnas), a  la Panamericana se le asocia con el Opus Deiexiste una dosis de verdad cuando se dice que algunos de estos grupos están o estuvieron ligados al narcotráfico, pero como es de suponerse, ésta afirmación, por razones obvias, es difícil de verificar plenamente–,  pero el más poderoso, 6) es la oligarquía empresarial, con sus organismos gremiales (cámaras, consejos, etcétera). A ellos se suma 7) el Grupo Universidad que se constituye como un grupo de presión y de interés que ha tomado a la institución educativa como botín económico y político, pues cuando desea expresar públicamente su fuerza puede sacar a la calle a decenas de miles de acarreados estudiantes y profesores de manera corporativa. RPL mantiene una amplia esfera de influencia político-ideológica en los principales medios de comunicación; por ejemplo, tiene diversos programas televisivos editados por la UdeG, cuyo costo económico es muy alto, sin que esto signifique ninguna prioridad académica, causando críticas en la opinión pública por este despilfarro; mantiene en casi todos los diarios escribanos de su sequito palaciego, portavoces de los intereses directos e indirectos del grupo.

Prevalece, pues, una estructura de poder piramidal en cuyo vértice superior se encuentra el cacique mayor repartiendo a diestra y siniestra premios y castigos a sus subordinados y operadores. La figura de círculos concéntricos piramidal del sequito cortesano da una imagen nítida y realista del entramado y los mecanismos operativos del grupo. La vieja consigna monárquica del Estado absolutista la puede parafrasear perfectamente RPL: La universidad soy yo. El primer círculo de poder lo integran los principales y viejos operadores padillistas cuyo número es alrededor de cinco miembros; este círculo inmediato le denominan el minisanedrín; el segundo círculo concéntrico es el llamado sanedrín, compuesto  por un poco más de operadores, y así, sucesivamente, hasta llegar a toda la red o nomenclatura del sistema.

Mucho se habla (vox populi) de una mafia en la UdeG y lo cierto es que bastante hay de ello; citando a Sergio Vilar, “La Universidad está gestionada según las relaciones simbólicas y económicas feudales: el trueque, o sea: ‘tu me das una cosa a mi, yo te doy una cosa a ti’, según ‘el ritornello’ de una celebre película italiana en la que se aludían a las practicas mafiosas napolitanas”. Francisco Garrido Peña sostiene que “la mafia es posiblemente un modelo interpretativo útil para entender la naturaleza del poder académico en la universidad española de hoy”. “Los grupos de poder y presión que se enmascaran tras las escuelas y academias persiguen la invisibilidad legal y la omnipresencia fáctica, en esto coinciden también con los métodos de la mafia. Como dice Guy Debord: ‘La mayor exigencia de una Mafia, allí donde puede estar constituida es, naturalmente, establecer que no existe” 15. Debemos aclarar que ciertos métodos mafioso–corporativos o viceversa no son invención de la administración padillista, venían tiempo atrás operando; lo que si podemos afirmar es que dichos métodos y técnicas se perfeccionan durante su administración adecuándose a los tiempos 16. Algunos de los rasgos corporativos–mafiosos, por supuesto, no son únicamente privativos de este grupo local; para algunos académicos críticos también en la UNAM surgen y se reproducen, al igual que en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) 17

En efecto, la practica clientelar–corporativa  de dar una cosa por otra, un quid pro quo, constituye un mecanismo muy eficiente para sostener toda la estructura de control corporativo sobre funcionarios, administrativos, docentes, investigadores y estudiantes. Esta estructura es muy funcional para poner en practica las políticas gubernamentales en materia educativa y laboral en las universidades públicas; por lo menos en la UdeG ha venido operando con mucho éxito, pues, entre otras cosas, el proceso neoliberal privatizador ha podido avanzar bastante desde los años noventa con la administración de RPL, después con la de Víctor Manuel González Romero y hoy día con la de Trinidad Padilla López.

La UdeG tiene mucho de universidad de papel, como ha formulado acertadamente Luis Porter la naturaleza de nuestras universidades públicas, pues esta condición está causando verdaderos estragos en los procesos de enseñanza–aprendizaje, en la investigación y en la difusión del conocimiento y la cultura. La universidad se está manejando más como empresa y patrimonio familiar y coto político que como institución educativa. Los criterios de designación de la mayoría de los representantes en los cargos de dirección académica obedecen más a criterios políticos que a los eminentemente académicos; es decir, la practica de fidelidad, sumisión y subordinación al jefe inmediato o al jefe máximo establece el orden jerárquico en la estructura de poder burocrática.

En definitiva, la UdeG se debate en el escándalo cotidiano en la opinión pública por toda una serie de perversidades implícitas a una estructura de poder de naturaleza corporativa caciquil excluyente de decisiones democráticas y consensadas por la comunidad universitaria entera. Una institución educativa carente de autonomía y de una misión social acorde a las necesidades de la mayoría de la población jalisciense.

VI y conclusión: Este ejercicio reflexivo responde además de un mero análisis de una realidad política al intento de búsqueda de las posibilidades de nuevos contenidos educativos sustantivos a una formación académica de naturaleza humanista, alejada completamente de la aplastante visión burocrática-mercantilista con su educación tecnocrática. El pensamiento crítico-radical, en el sentido propuesto por Ernst Bloch, presupone una condición ético-humanista que fundamente la reorientación educativo-cultural universitaria. Tenemos muy claro que esto es imposible de lograr si no impulsamos al tiempo procesos de transformación democráticos internamente en nuestras instituciones y externamente en la sociedad entera. Para nosotros el principio esperanza se constituye como algo vital para poder renovar aquellas instituciones necesarias a la transformación radical de lo cosa pública y, por ende, de lo social. Como bien señala Luís Enrique Alonso: “Es fundamental, para enmarcar la situación universitaria, referirse necesariamente al problema de la crisis de lo público. Si algo puede caracterizar la actual situación de la Universidad es porque traduce, en una versión corregida y aumentada, la política socioeconómica conservadora que arma nuestro modelo social. Por ello es necesario reflexionar sobre que tipo de universidad pública se está construyendo –o quizás destruyendo– de manera visible e invisible ante nuestros ojos” 18.

Hablar, entonces, de la cosa pública es hablar de lo político y de sus relaciones de poder, de ahí que, como bien dice María Esther Aguirre Lora en la introducción al libro de Claudio Bonvecchio, el mito de la universidad, “nos enfrentamos al problema del poder, de los conflictos de clase, del control del orden social en que está inmersa la universidad, y al papel político-ideológico que ésta juega en la sociedad” 19.  Las relaciones entre el Estado, la sociedad y la universidad forman parte orgánica de todo el cúmulo de contradicciones sociales que hace necesario continuar con los esfuerzos analíticos para comprender mejor dichas relaciones y dar respuesta cabal a los problemas derivados de estas relaciones. La cuestión educativa superior pública se ha constituido, desde hace buen tiempo, como diría hace más de un siglo Andrés Molina Enríquez., en uno de los grandes problemas nacionales. Las universidades están generando sus propios escándalos, especialmente la UdeG, porque no pueden sustraerse de los mayores y más perniciosos escándalos propiciados por el Estado mexicano 20. Únicamente faltan los videos que constaten más y visiblemente el sistemático derroche y las corruptelas de los altos funcionarios universitarios y sus círculos de poder.

Sabemos muy bien que para lograr e impulsar ciertos cambios en los contenidos académicos requerimos de una profunda reforma universitaria democrática, por lo que si queremos mejorar la educación universitaria para mejorar el país también es necesario cambiar el país si queremos cambiar a la educación universitaria. Una reforma universitaria necesaria y deseable en profundidad es posible si se parte de la transformación del país. El pensamiento de Marx sigue siendo tan vigente como cuando afirma que ”es necesario cambiar las condiciones sociales para crear un nuevo sistema de enseñanza; por otra parte, hace falta un sistema de enseñanza nuevo para poder cambiar las condiciones sociales”.



Enero del 2005

*Profesor investigador del Centro de Estudios Metropolitanos del Centro de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara.
Quiero agradecer al Dr. Luis Porter la invitación a participar en este Segundo Encuentro de Auto-estudio de las Universidades Mexicanas y también al Dr. Hugo Aboites por sus observaciones críticas al borrador de este documento, igualmente al Dr. Imanol Ordorika por la referencia de acceso a sus trabajos sobre este tema.